La historia del lapacho es una mezcla de mito y realidad, desde una leyenda popular que lo describe como un árbol valiente que decidió florecer en invierno para embellecerlo, hasta su profundo uso ancestral en la medicina de pueblos indígenas sudamericanos (como el "té de los incas") para tratar diversas dolencias, valorándose hoy científicamente por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, siendo un ícono cultural en Argentina, Paraguay y otras regiones por su espectacular floración que simboliza renovación.